La demanda de cobre está creciendo debido al rápido desarrollo de los vehículos eléctricos y la energía limpia. En medio de la crisis climática, el cobre se ha vuelto indispensable para las baterías, las turbinas eólicas, los paneles solares y las líneas de transmisión eléctrica. Sin embargo, las reservas de minerales ricos en cobre están disminuyendo, y el aumento del costo de extracción incrementa la necesidad de reciclaje, que todavía representa menos del 20 % de la producción mundial.
+30%
crecimiento proyectado de precios para 2030
hasta un
99.9%
de pureza del cobre
El cobre posee una alta conductividad térmica y eléctrica, resistencia a la corrosión y propiedades antimicrobianas, lo que lo convierte en un material invaluable en numerosos sectores, desde la electrónica hasta la atención médica. Cuando se alea, el cobre adquiere nuevas propiedades y se utiliza en aplicaciones especializadas. Por ejemplo, el latón (cobre con zinc) es popular en fontanería y artículos decorativos, mientras que el bronce (cobre con estaño) se usa ampliamente en la construcción naval y en medallas.
Las reservas globales actuales de cobre se estiman en 830 millones de toneladas, con recursos identificados que alcanzan hasta 3,5 mil millones de toneladas, cifra que podría aumentar con nuevos descubrimientos geológicos. En 2023, la producción mundial de cobre alcanzó los 22,2 millones de toneladas.
Según la Asociación Internacional del Cobre (ICA), los sectores clave que consumen cobre incluyen:
30%
25%
20%
15%
30% - Maquinaria e ingeniería
Para la producción de equipos y tecnología.
25% - Construcción e infraestructura
Para sistemas eléctricos, de suministro de agua y cableado.
20% - Energía y energías renovables
En particular para paneles solares, baterías y turbinas.
15% - Transporte
Principalmente en vehículos eléctricos. Para 2030, el consumo de cobre en este sector podría triplicarse debido al creciente volumen de producción de vehículos eléctricos.
Los vehículos eléctricos contienen aproximadamente cuatro veces más cobre que los vehículos convencionales. El cobre se utiliza en las baterías, los motores eléctricos, el cableado, las barras conductoras y la infraestructura de carga. Cuanto más grande es el vehículo, más cobre se requiere: un autobús totalmente eléctrico contiene entre 11 y 16 veces más cobre que un coche con motor de combustión interna (ICE).
Equipos
31%
Equipos
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Construcción
28%
Construcción
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Infraestructura
16%
Infraestructura
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Transporte
13%
Transporte
13%
Industria
12%
Industria
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Hasta 2024, el número total de vehículos eléctricos en todo el mundo ha alcanzado aproximadamente los 64 millones de unidades. Este crecimiento está impulsado por el aumento de las ventas de vehículos eléctricos, que se espera alcancen alrededor de 17 millones de unidades en 2024, lo que representa un incremento del 20 % en comparación con el año anterior.
Autobús eléctrico con batería
Autobús eléctrico híbrido
Vehículo eléctrico con batería
Vehículo eléctrico híbrido enchufable
Vehículo eléctrico híbrido
Coche
El mercado de vehículos eléctricos eventualmente requerirá más de 3 millones de toneladas de cobre. Para 2030, se espera que se instalen más de 20 millones de puntos de carga para vehículos eléctricos en todo el mundo, lo que impulsará un aumento del consumo de cobre para estaciones de carga del 150 % en comparación con 2024 (cada punto de carga estándar requiere alrededor de 10 kg de cobre, mientras que los cargadores rápidos utilizan hasta 50 kg, y los supercargadores, más de 100 kg).
Consumo anual de cobre en la producción de vehículos eléctricos de pasajeros y automóviles, en millones de toneladas:
Vehículos eléctricos
Automóviles
China, que consume la mitad del cobre mundial, mantiene una demanda estable y respalda su precio. El mercado también ha experimentado una disminución en las reservas de cobre en la LME, lo que impulsa aún más el aumento de los precios. Se proyecta que los volúmenes de producción de cobre alcancen los 26,5 millones de toneladas en 2024, pero la utilización de la capacidad se mantiene en un 85 %, lo que limita la expansión de la producción.
Esto es muy poco probable. Desde 1950, las reservas de cobre han promediado constantemente alrededor de 40 años, mientras que los recursos identificados son aún mayores (según datos del USGS). Además, el reciclaje, la innovación y la exploración minera continua garantizan la disponibilidad de cobre a largo plazo.
A pesar del aumento de la demanda de cobre extraído, sus reservas estimadas han aumentado, y actualmente hay más cobre accesible en el mundo que nunca antes.
Diversos desafíos económicos, ambientales y políticos complican la expansión de la producción, aumentan los costos y generan riesgos tanto para los inversores como para los países productores.
Disminución de la calidad del mineral
Este es un problema importante, especialmente en regiones productoras de cobre consolidadas como Estados Unidos y Chile.
Financiación de proyectos
La volatilidad económica y de precios a largo plazo afecta significativamente los costos de capital.
Suministro de agua
Este sigue siendo un problema crítico en muchas regiones áridas.
Fuentes de energía
El carbón es el combustible preferido para las principales minas y procesos de cobre, pero las políticas climáticas están aumentando los costos de extracción.
Preocupaciones medioambientales
Los gobiernos reconocen cada vez más el impacto ambiental de la minería. En países como Perú y Filipinas, las relaciones con las comunidades indígenas se han vuelto fundamentales para el desarrollo de los proyectos.
Nacionalismo de los recursos
Algunos gobiernos priorizan el desarrollo de recursos minerales previamente no explotados para generar ingresos, y los altos impuestos o regalías pueden afectar las inversiones en nuevos proyectos.
Riesgos políticos
La seguridad y el acceso al transporte son esenciales para las operaciones mineras en la actualidad.
El cobre tiene una ventaja significativa a la hora de superar interrupciones en el suministro. Es una de las pocas materias primas que pueden reciclarse sin perder sus propiedades.
Aunque todos estos factores respaldan una transición gradual hacia una economía más sostenible, el ciclo de vida del cobre no puede cerrarse por completo por dos razones:
Aumento de la demanda
La demanda seguirá creciendo debido al aumento de la población, la innovación y el desarrollo económico.
Durabilidad del cobre
El cobre tiene un ciclo de vida largo, y a menudo permanece en uso en dispositivos y estructuras durante décadas.
La minería global de metales no ferrosos enfrenta desafíos relacionados con minerales de baja ley y de difícil acceso. Estos factores afectan significativamente la rentabilidad de la minería y la situación financiera de las empresas.
Disminución de la rentabilidad minera
En países con bajo contenido metálico en los minerales, la rentabilidad de la minería disminuye, especialmente cuando los precios de los metales son bajos. Esto conduce a un deterioro en el desempeño financiero de las empresas.
Bajo contenido de cobre en los minerales
El contenido de cobre en los minerales de calcopirita puede ser tan bajo como 13-18%, mientras que los minerales de pórfido de cobre producen entre 28-35% del metal. Esto crea desafíos significativos para la extracción de cobre.
La necesidad de innovación
Aumentar la extracción de cobre de estos minerales requiere la implementación de tecnologías e inversiones en I+D, lo que incrementa los costos y hace que el proceso minero sea más caro.
Inaccesibilidad de los yacimientos
Los yacimientos de cobre a menudo se encuentran en áreas remotas o de difícil acceso, lo que requiere inversiones significativas en infraestructura. Esto incrementa los costos logísticos para el transporte de materias primas y productos.
Estos problemas aumentan la necesidad de reciclar cobre, ya que las reservas naturales limitadas y el aumento de los costos requieren un uso más activo del cobre secundario. El reciclaje ayuda a reducir la dependencia de nuevos yacimientos y minimiza el impacto ambiental.
El cobre es uno de los metales más reciclables. El cobre recuperado de la chatarra (también conocido como cobre secundario) es idéntico al cobre primario (producido a partir de minerales). La proporción de producción de cobre secundario ha ido aumentando de manera constante, aunque lenta, alcanzando el 13% en la fundición y el 17% en el refinado.
El reciclaje secundario de cobre mejora el uso eficiente de este metal, ahorra energía y conserva los recursos para las generaciones futuras.
Cobre en la cadena de producción y distribución: